Ya sea un coche, una barrita de chocolate, un juguete o un televisor, la mayoría de los productos suelen pasar por varias fases de desarrollo y pruebas para garantizar que cumplen con los estándares de calidad adecuados antes de llegar a manos del consumidor. Aunque las certificaciones de seguridad de los productos y los sellos de control de calidad juegan un papel crucial a la hora de reducir el riesgo de la introducción de productos defectuosos o peligrosos en el mercado, se siguen produciendo reclamaciones. En este artículo se presentan preguntas prácticas que las compañías aseguradoras se pueden plantear para reducir su exposición al riesgo de responsabilidad civil por productos y, fundamentalmente, para evitar que se produzcan incidentes adversos.
¿Qué reclamaciones están cubiertas por el seguro de responsabilidad civil por productos?
La mayoría de nosotros nos hemos encontrado en algún momento de nuestra vida con un producto que no cumplía las expectativas de calidad. Muchas veces los problemas no tienen consecuencias (como por ejemplo encontrar un pequeño insecto dentro de un tarro de mantequilla de cacahuete), pero hay otras situaciones en las que sí que se producen daños a los consumidores o usuarios de estos productos y en estos casos actúa la responsabilidad por productos defectuosos.
En general, se pueden atribuir a los productos tres tipos de defectos:
- Defectos de diseño
- Defectos de fabricación
- Defectos de advertencias e instrucciones
Dado que este tipo de casos son objeto de una responsabilidad objetiva, el reclamante debe demostrar conjuntamente que:
- El producto era defectuoso;
- El reclamante ha sufrido lesiones o daños; y
- Un vínculo causal entre el producto defectuoso y la lesión o daño sufrido.
Si un producto es sencillamente inadecuado o si sólo ha causado daños morales o algún contratiempo, normalmente no está cubierto por una póliza de responsabilidad civil por productos. El siguiente ejemplo lo ilustra:
En 2008, un coche comercializado en Brasil causó que ocho propietarios perdieran parte de sus dedos al intentar abatir el asiento trasero. El sistema de abatimiento se sometió al análisis y el dictamen delperito indicó un fallo de diseño que inducía al usuario a poner instintivamente el dedo sobre el aro, lo que podía provocar la lesión en cuestión. También se detectó que el manual del usuario no incluía una guía adecuada sobre cómo abatir el asiento de forma segura.
En este caso concreto, los ocho propietarios sufrieron una lesión física como consecuencia del defecto del producto y, por tanto, fueron compensados. Si el diseño defectuoso no hubiera provocado lesiones, sino que hubiera sido simplemente un asiento trasero difícil de abatir, los resultados de la cobertura por responsabilidad civil por productos habrían sido diferentes.
La importancia de comprender la legislación local
El conocimiento sobre la legislación a la que va a estar sometido un producto es un componente importante de cualquier ejercicio de prevención de riesgos y es crucial mantenerse al día, dado que suele haber cambios permanentes.
Por ejemplo, en el Reino Unido ha habido cambios significativos en los últimos dos años a causa del Brexit. Los distribuidores británicos de mercancías importadas a la UE son ahora «importadores del Reino Unido» y asumen la responsabilidad principal por los productos inseguros de conformidad con la Ley de protección de los consumidores. Además, las mercancías que se introducen en el mercado británico requieren ahora la marca de la UK Conformity Assessment. Por otra parte, el Reino Unido ya no participa en el sistema unificado europeo de alerta rápida sobre productos peligrosos.1
Canadá es otro ejemplo de ello. A diferencia de la UE, Canadá carece de un plan de resolución de problemas relacionados con la responsabilidad civil por productos y, con algunas excepciones, la mayoría de los productos de consumo recaen dentro de la categoría de «derechos civiles y de la propiedad». La ley sobre la responsabilidad civil por productos implica una combinación entre jurisprudencia y legislación. Recientemente, el Tribunal Supremo modificó la ley de responsabilidad civil por productos para eliminar las reclamaciones por pérdidas económicas de terceros intermediarios.2
Cinco preguntas clave para mitigar los riesgos derivados de la responsabilidad civil por productos
La prevención de reclamaciones es un importante ejercicio que puede ser practicado no sólo por el asegurado, sino también por las empresas aseguradoras como parte de su estrategia de gestión del riesgo. Las siguientes preguntas constituyen un punto de partida a la hora de evaluar los riesgos que presenta un producto e incluso pueden ayudar a evitar que se produzcan incidentes desafortunados.
1. ¿El producto está hecho por un fabricante con buena reputación?
Las marcas prestigiosas de fabricantes con una sólida trayectoria en cuanto a calidad y seguridad pueden reforzar la evaluación de riesgos durante un proceso de suscripción ya que tienen normalmente un mayor margen de beneficios y una reputación que proteger. Por el contrario, las empresas de menor tamaño no siempre cuentan con el margen necesario o con los recursos para aplicar altos estándares de calidad.3
2. ¿Qué tipo de daños podría causar potencialmente el producto?
Esto implica una reflexión más profunda sobre la capacidad de un producto de provocar daños. Por ejemplo, cada día se declaran en Estados Unidos una media de 25 incendios domésticos por accidentes provocados por velas.4 Sin embargo, además de provocar incendios, las velas también han dado lugar a otros problemas, como se ve en el caso de la Yankee Candle Company Inc., que tuvo que retirar del mercado 31.000 velas en tarro cuadrado de cristal después de que los tarros se rompieran en 16 ocasiones, con el consiguiente riesgo grave de lesiones. Tal como se publicó en la prensa, Yankee importó los tarros defectuosos de Polonia y después los vendió en Estados Unidos entre septiembre y noviembre de 2016.
3. ¿Podría haber riesgos derivados del proceso de fabricación?
Dado que los productos a menudo combinan materias primas provenientes de varios proveedores diferentes, identificar quién es el responsable cuando se descubre un defecto puede ser complicado y requerir un análisis de la cadena de producción en su totalidad. Un ejemplo de ello es el de una fábrica de dulces que empezó a recibir con incredulidad reclamaciones de consumidores que alegaban haber encontrado pequeñas piezas de plástico en sus golosinas. Tras una investigación (incluida una costosa retirada de toda la mercancía), se averiguó que el responsable era uno de los productores de caña de azúcar. La empresa utilizaba palas de plástico de baja calidad para disolver las aglomeraciones antes de separar el azúcar en paquetes listos para enviar al fabricante de golosinas.
4. ¿Es clara y adecuada la información que acompaña al producto?
Ofrecer una información clara y suficiente sobre un producto —y, si procede, sobre la forma de usarlo— reviste una enorme importancia. En el caso de los alimentos, los productos deben cumplir estrictamente con la información ofrecida sobre los ingredientes a fin de evitar reacciones alérgicas o daños a consumidores con trastornos como la celiaquía. Las instrucciones deben estar bien escritas y deben incluir todas las advertencias necesarias.5
5. ¿Cumple el fabricante con los estándares de calidad y las certificaciones se han comprobado?
Es importante comprobar que el fabricante cumpla con las certificaciones de seguridad y los sellos de calidad generalmente reconocidos. La mayoría de los países cuentan con organismos responsables de regular las normas de calidad. Por ejemplo, en Brasil, INMETRO6 es la entidad responsable de coordinar la certificación de los productos, el cumplimiento legal y la autorización de las marcas de certificación aprobadas. Los sellos de INMETRO se aplican a diversos tipos de productos y son un buen indicador de que un producto se ha testado y que su uso es seguro.
Las agencias brasileñas han emitido repetidas advertencias sobre los riesgos que pueden suponer para los niños pequeños los productos no certificados. Hay un producto muy popular que es una especie de juguete antiestrés que se llama Pop It y consiste esencialmente en una bandeja de silicona de colores con burbujas que se aplastan. Se han encontrado copias con un precio entre un 20% y un 40% inferiora los de la marca original, pero en algunos de ellos se han detectado materiales tóxicos.
a) ¿Se va a exportar el producto a Estados Unidos o Canadá?
Esta información es importante, puesto que la jurisdicción de estos dos países tiende a ser más severa en lo referente a la atribución de responsabilidad, y las indemnizaciones son incluso más elevadas que en otros países. Si el producto se exporta a Estados Unidos, merece la pena comprobar por partida doble que se ofrece información suficiente en las instrucciones, puesto que una omisión que provoque lesiones podría llevar a los tribunales a decidir que existe una responsabilidad civil e imponer la correspondiente obligación de compensarla con una indemnización.
Nuevos riesgos y tendencias y qué cabe esperar en el futuro
En las últimas décadas ha habido varios productos nuevos que han entrado a formar parte de nuestra vida. Algunos de ellos, como los coches autónomos y las impresoras 3D son tangibles, mientras que otros sólo existen en el mundo digital. Los estudios sobre productos relacionados con la inteligencia artificial, el software y las criptomonedas siguen proliferando en todo el mundo y las aseguradoras deben mostrarse abiertas a debates para ofrecer soluciones en el futuro y también ahora, mientras este mercado aún se sigue explorando.
En lo relativo al software, por ejemplo, la mayoría de los tribunales de Estados Unidos han considerado hasta la fecha que no se trata de un producto y, por tanto, que no es objeto de una responsabilidad civil objetiva. Sin embargo, al estar incorporado en otros productos puede resultar difícil distinguir si el problema radica en el propio software o en otra parte.
Entre los ejemplos destacados se incluye la máquina de radioterapia Therac‑25, que sometió a una sobredosis de radiación a seis personas entre junio de 1985 y enero de 1987 como resultado de un fallo del software.7 Más recientemente, están los accidentes del Boeing 737 Max, en los que los investigadores sospechan que la causa puede haber sido un sensor de ángulo de ataque (AOA) en el exterior del avión que transmitió datos incorrectos que pueden haber puesto en marcha el software de vuelo automático y haber forzado el descenso del morro del avión.8
A pesar de no ser objeto de una responsabilidad objetiva, el software sí puede ser objeto de negligencia. Se han diseñado coberturas como E&O Tech9 teniendo en cuenta a empresas proveedoras de tecnología y se han adaptado a las necesidades del sector.
Aunque es inevitable que haya accidentes, realizar ejercicios de prevención de riesgos para adquirir una comprensión sólida de las posibles exposiciones puede tener un valor incalculable. El apoyo en este ámbito forma parte del servicio que ofrecemos a nuestros clientes. Contacte con su oficina local de Gen Re si desea obtener más información.
Endnotes
- El sistema unificado de alerta e intercambio de información de productos peligrosos (RAPEX) es el sistema europeo de protección de los consumidores y alerta rápida en caso de productos de consumo inseguros. El RAPEX permite un intercambio rápido de información sobre medidas como la repatriación o la retirada de productos, ya sean ejecutadas por las autoridades nacionales o bien voluntariamente por fabricantes y distribuidores. https://joinup.ec.europa.eu/collection/rapex/about
- Véase en https://www.ontariocourts.ca/decisions/2018/2018ONCA0407.htm En una disputada decisión, la mayoría consideró que un fabricante no está obligado a un deber de diligencia para con franquicias de un comprador de una cadena de suministro en concepto de pérdidas económicas derivadas por una retirada de productos, aun cuando las pérdidas de las franquicias hayan sido razonablemente previsibles.
- Véase en “The Uneasy Case for Product Liability” (2009); A. Mitchell Polinsky y Steven Shavell, Forthcoming, Harvard Law Review, abril de 2010, pág. 12.
- Véase en https://www.newsomelaw.com/blog/yankee-candle-recalls-31000-candles/
- Ejemplo: «Este producto puede contener trazas de frutos secos»..
- Instituto Nacional Brasileño de Normalización Metrológica y Calidad Industrial.
- “An Investigation of the Therac‑25 Accidents”, Nancy G. Leveson y Clark S. Turner, University of Washington and University of California, Irvine, véase en https://web.stanford.edu/class/cs240/old/sp2014/readings/therac-25.pdf. Esos accidentes se produjeron cuando el rayo de electrones de alta corriente generado en modo rayos X se aplicó directamente a los pacientes; la culpa fue de dos fallos de software, uno cuando el operador seleccionó incorrectamente el modo rayos X antes de cambiar rápido al modo de electrones, mientras que el segundo fallo permitió al rayo de electrones activarse en el modo de campo luminoso, durante el que no había activo ningún escáner de rayos ni había ningún objetivo. Véase en https://en.wikipedia.org/wiki/Therac‑25.
- Véase en https://incompliancemag.com/article/technology-developments-and-the-risk-of-product-liability/.
- Errores tecnológicos y seguro de omisiones. Esta cobertura puede ayudar a las empresas a cubrir gastos legales y otros gastos relacionadas con (véanse a continuación dos ejemplos): 1) Software vendido a un cliente con defectos que le hayan provocado la pérdida de datos de facturación equivalentes al valor de un mes; 2) Equipamiento instalado que le haya impedido a su cliente recibir pedidos online durante 48 horas.